Ayer me pase toda la noche jugando Age of Empires. Ninguno de mis juegos fue igual, pero hubo uno, el último, en el cual, me la pase horas recolectando oro, comida, piedra y madera porque no soy maricón y no uso trucos. En cuanto a estructura cree una fortaleza perfecta, nadie podría entrar a menos de que se parara con un ejercito de 4000 hombres. Adentro era perfecto también todo funcionaba bien, no había conflictos, todo era prosperidad. En cuanto a la milicia, tenía un ejercito poderoso y fue en ese preciso momento, cuando mi civilización llegó a su auge, cuando no había nada qué mejorar, fue en ese instante en que pareciera que todos los habitantes miraban al cielo y me preguntasen -¿y ahora que?-
Entonces, al verme con tanta presión, los mandé a destruir la ciudad enemiga. Gané después de quince minutos. Después apagué la Lap.
Y por veinte segundos, sentí lo que Dios desde que hubo más de dos hombres en la tierra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario