Y desde lejos la vi venir hacia mi, no hacia falta voltear completamente para saber que era ella, simplemente un leve vistazo me basto para saberlo, y es que su inconfundible y delgada silueta, su manera de caminar moviendo su cintura de una manera provocativa pero que al ver con atención dan la misma sensacion que el romper de las olas, el sonido de sus tacones, su inconfundible olor que mezclado con su perfume yo podría percibir a distancia y su larga, lacia y roja cabellera me gritaban que era ella.
Cuando por fin llego a mi me dio un fuerte abrazo y me beso en la mejilla, y sin decirme cosa alguna, pregunto -¿Como te sentiste después de todo lo que paso?- con una sonrisa y con una extraña forma de mirarme, -Es algo de lo que no me gustaría hablar- me limite a responderle con una sonrisa.
Levanto una ceja y seguía mirándome de esa extraña manera. Y comenzamos a hablar trivialidades, de todo un poco. Yo sentía un poco de molestia, por no sentirme libre de hacer en ese momento lo que quería hacer. Después de un rato nos separamos. -En un rato me esperas- me dijo con algo de prisa, -Si- le respondí con un poco de frialdad. Y es que en ese momento me sentía molesto, pero es algo de lo que no me gustaría hablar.
Estando solo, como siempre me ha gustado estar y a veces es preferible porque la mayoría de las veces no hay nadie a mi alrededor que entienda el mundo que me estoy inventando. Pero eso es algo de lo que no me gustaría hablar.
Pasaron unas cuantas horas y cuando la vi, me miro de aquella extraña forma de nuevo y pronuncio, -Llegas allá, estoy un poco atareada- y su rostro dibujo una sonrisa, mientras se despedia de mi besandome la mejilla. Antes me resultaba difícil convivir inclusive con los amigos, necesitaba -necesito- demasiado espacio, pero ahora me resulta cada día mas fácil, la prueba de ello es que no titubeé ni un momento al responderle -Si- mientras daba la vuelta para seguir con mi camino.
Cuando llegue a su casa, estaba con una de sus amigas, otra vez comencé a sentir esa molestia de no poder sentirme libre. De modo que comencé a actuar fríamente para con ella, estoy seguro de que ella lo noto, su mirada me gritaba -¿ya no me quieres? ¿ya no me deseas?- a lo que yo respondí con una mirada fija hacia sus ojos y enseguida otra hacia el techo. Y es que el whisky ya estaba haciendo de las suyas conmigo, pero es algo de lo que no me gustaría hablar.
Yo era un manojo de nervios y desesperacion al ver que el reloj avanzaba y su amiga no se iba, ni cuando le enviaba mis sutiles sarcasmos e indirectas. Lo que mas desesperacion me daba era que ya sentía los labios dormidos y la sensacion de poco equilibrio. Así pasaron lentos los minutos y las horas, casi como si estuviera atrapado en otra dimensión, hasta que después de muchas peripecias, se marcho su amiga. Dejandonos a ella y a mi solos.
Creo que fue Umbral quien escribió que a las mujeres, como al whisky, hay que ir bien comido, que si no marean y hacen contigo lo que quieren.
Y así fue, ocurrió algo digno de las mejores películas de Rocco Siffredi, pero es algo de lo que no me gustaría hablar.
-Nos vemos mañana-
-Si- respondí mientras salia de aquella habitación, no por primera vez ni tampoco por ultima vez. Pero es algo de lo que no me gustaría hablar.
6 comentarios:
Insisto...tu existencia al lado de la mia es un guion de "Indiana Jones conoce a Batman en Metropolis rumbo a la atlantida con las conejitas playboy del centro de la tierra a la luna"...
T_T que aburrida mi vida...
Atte.
Beto Malatesta.
Pd: Sin tildes pero con mucho de lo que no me gustaria hablar.
jaja eso estuvo mamon jaja
ups
nada de pedofilia, estupro que!
komo k pedofilia????? lo k kuentas es kon una menor???
y por que no te gustaria hablar de eso?????
PrInCeSit@: No, ese comentario es de otra cosa, nada que ver.
Luna: Porque no, sencillamente por eso.
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