A menos de que me haga mucho daño ó me cause mucha felicidad, es muy difícil que yo me acuerde de lo que soné, cuando despierto en treinta segundos trato de hilar las imagenes que tengo en la cabeza y recordar algo, pero cuando me doy cuenta ya pasaron cuarenta segundos y es demasiado tarde porque para ese entonces ya habré olvidado por lo que desperté bañado en sudor, no se porque.
Tuve un sueño un tanto extraño y lo raro es que recuerdo casi todo. El principio del sueño, así como su parte media son cosas sin sentido, lo curioso pasa al final; estaba yo acostado en una cama y en mi espalda estaba Salomé, yo me sentía muy cómodo, pase mucho tiempo con ella en esa posición, hasta se podría decir que no quería que transcurriera el tiempo, cuando le dije:
-Esperame, deja me acomodo.
Entonces abrí los ojos y me acomodé de lado. Y fue justo en ese instante cuando me di cuenta de que en me había despertado para acomodarme y que por más que hiciera no regresaría a ese momento.
Amanecí de malas.
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