lunes, 8 de junio de 2009

Bah... ¡psicoanalisis baratos!

Hoy me metí con Doby al salón de Raúl para no estar con el cabeza de muela, el tectónico y el pinchi loco que hecha ratones vivos en agua hirviendo del Arnulfo. El grupo de Raúl Los ñoños estaban en clase de psicología y para que no nos sacara la profesora, mentimos al decir que eramos de ese grupo.

Nos pusieron a hacer una actividad; primero era cerrar los ojos mientras la profesora decía algo así como:

-Imaginen que están descalzos en un bosque, están solos, es un día precioso, nada los molesta, escuchan el agua de un río, van a beber agua, depronto se encuentran con una cabaña y bla, bla, bla, bla... ahora dibujen lo que vieron y cuando términen yo les digo que quiere decir su dibujo.

Doby: -Dibuja algo acá bien harto perturbante, para que espantes a la maestra.
Yo: -ok, dejame ver que se me ocurre.
Raúl: -si wee...

¿que dibuje? pues una cabaña grande, con árbolitos a los lados y un río que refleja parte de la cabaña, un muñequito (supuestamente yo) adentro de la cabaña, un solecito con lentes. Y volteando el dibujo se podía ver el rostro de un moustro, no es mamada.

Y ya, todos me alientan para que fuera con la profesora a que me dijera lo dañado que estaba, y que voy. Pensé que me diría algo mejor, pero me dijo cosas de mi mamá, mi papá, mis planes a futuro, mi vida, con cuantas vietnamitas y vagabundas me he acostado, etc, etc y que tenía el deseo reprimido de matar y/o hacerle mucho daño a alguien. De inmediato la tache de loca y me fui riendo como desquiciado con Raúl y Doby. La maestra me vio absorta, mientras anotaba no se que madres en un cuaderno.

¿Mencione que en el dibujo puse muchas cosas que dejaban poco a la imaginación y mucha, mucha sangre?

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