-Me gustaría ser discreto pero aún así termino contándole mis pendejadas a un montón de gente loca de internet.
jueves, 24 de julio de 2008
No parecía verlo.
Me hizo retroceder contra mi voluntad. No obstante, parecía tan inconsciente, tan desesperada, como si ella no pretendiera que nadie la oyese o no le importara que la oyese el mundo entero. La encontré echada en mi cama, donde tan a menudo me sentaba a leer, con sus rodillas encogidas y todo su cuerpo temblando a fuerza de sollozos. El sonido era terrible. Era más sentido, más espantoso que el llanto mortal que había tenido. Me senté lenta, suavemente, a su lado y le puse una mano sobre el hombro. Levanto la cabeza, sorprendida, con los ojos abiertos y la boca temblorosa. Tenía la cara cubierta de lágrimas, lágrimas que estaban teñidas de sangre. Sus ojos brillaban y el débil toque de rojo manchaba su pequeña mano. No parecía darse cuenta de ello, no parecía verlo..
Escrito por
Jonathan
a las
2:49 p. m.
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