Pues como los pumas le ganaron a los guajolotes, los valientes (y digo valientes, porque hubo mucho puto que le dio frío apostar) que se atrevieron a apostar conmigo, tuvieron que pagar (aaaaaawwww);
Y la odisea (para el Trikis, obviamente) empezó con el letrero de uso obligatorio por atrás y por adelante;
Y la odisea (para el Trikis, obviamente) empezó con el letrero de uso obligatorio por atrás y por adelante;
Primero le toco el coche de Abraham
El de Daniel le costo un poco más de trabajo.
Y llegaba y llegaba más gente y le formaban los coches, él había conseguido el sueño de cualquier limpiaparabrisas, ¿el problema? el problema era que trabajo gratis.
-N´ombre, yo trabajo por amor ¿no lees?-
Con éste último coche término su corto entrenamiento. La prueba que venía era la de los grandes; en los semaforos.
Lavo parabrisas de directivos de la universidad.
Pero ¿creyeron que el Trikis aprendio de la noche a la mañana y con un par de coches que le formaron frente a la universidad? Porsupuesto que no. A él lo instruyo su Sen-Sei, el vago que estaba haciendo malabares con fuego en el mismo semaforo.
Hasta los policias se aprovechaban de él. Triste.
Limpio de todo.
Y por fin término su apuesta, con el vocho del vendedor de pastes. Después, se marcho desapareciendo en el horizonte de la carretera.
1 comentario:
Jajajaja que chido.
Mientras veía las fotos y ví que todos los coches estaban estacionados pensé que debían haberlo hecho en un semafotro pero ya ví que solo fue el entrenamiento.
Lo chido es que a pesar de su evidente defecto -en referencia a ese asqueroso color amarillo- se portó como hombre cumpliendo su palabra.
Saludos!
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