Las cosas eran simples. Fáciles. El futuro no me preocupaba más de lo necesario y vivia en el momento. No podía pedir más; tenía una banda de rock famosa, mi novia era la hermana de mi mejor amigo y en ese entonces pensaba que ella era "el amor de mi vida", me habían corrido de mi casa y no vivia con mis padres, ya me habían corrido de dos escuelas, los días se iban de las manos entre risas y estupideces. Además no sabía y no había sentido ni la mitad de cosas que hoy sé y siento.
Hoy, las cosas por simple lógica han cambiado. He tenido que aceptar las consecuencias de mis acciones, he perdido muchas batallas pero sin perder de vista la guerra. Hoy tengo melancolia por los días que ya pasaron y que jamás podré recuperar.
Pero también hoy las cosas son mejores. Después de tantos años jugando a exceder el límite de velocidad, alguien hizo que quitará el pie del acelerador y disfrutara el viaje. ¿Quien dice que una persona no puede cambiarlo todo?
Vivo uno de los momentos más extraños de mi vida. Todavía no domino las artes adivinatorias, no podría decir si esto será para siempre, lo sabré el día que se termine. Mientras tanto, no puedo hacer otra cosa más que disfrutar el viaje.
Porque después de todo las palabras son lo único que me queda para jugar.